miércoles, 8 de febrero de 2012

Millalobo


“Peumangen Felepe”  ~ dicho Mapuche[1]

Él no sabía que, lo sospechaba pero no lo sabía, que su vida iba a cambiar de forma tan rotunda de una manera tan… Ridícula.

-¿En la ducha?-
-Sí durante un baño de tina- sonreía él. Pero no nos adelantemos.

Sus amigos no le creían al comienzo, porque claro cualquier historia parecida, incluso contada a los amigos más cercanos suena como una broma, porque ¿una foca? Los chicos entenderían un lobo porque es un mito conocido, quizá un dragón porque es un animal genial (ok, un animal inventado genial), pero ¿una foca?

Pero claro, luego de la competencia en la piscina del Colegio San Dominic de Viña del Mar, en pleno verano y a la vista de todos algo majestuoso sucedió, el joven Borja ganó la carrera de tres vueltas a la piscina semi olímpica categoría 8 a 10 años gracias a una metamorfosis.

-¿No me creían ah?- se reía, recuperando su forma original, con su cabello oscuro y su rostro de Buda sonriente.

Estaba feliz, increíblemente feliz por haber ganado, y claro el rostro de los demás tan sólo expresaba sorpresa por decirlo menos, estupefacción sería más adecuada para la descripción. 

La noticia del niño que se transforma en foca -que luego se aclaró era un otario flavescens o lobo marino sudamericano debido a la posición de sus patas delanteras, funcionales en tierra- recorrió el país en cuestión de horas, ¿y el mundo? En algunas horas más. Gracias YouTube.

La verdad es que Borja esperaba más aplausos, pero la gente estaba tan atónita por el espectáculo, que sinceramente parecía salida de un pabellón de catatónicos. Nadie sabía si lo que habían visto era real, muchos pensaron que estaban soñando, incluso sufriendo pesadillas, otros se reían y esperaban la cámara escondida y otros simplemente no pudieron procesarlo, incluso aunque sus parejas lo vieron, sus hijos lo vieron, algunos simplemente no pudieron. Tenían esas memorias “cortina” que el cerebro impone a las experiencias que no puede procesar como traumas fuertes o experiencias con extraterrestres. 

Sobre esto último, fue un conocido miembro del staff televisivo del país el primero en ocuparse de la noticia. Nada oficial, tan sólo una visita al departamento en el centro de la ciudad donde el “Millalobo” Borja pasaba unas semanas con su padre.

-¿Cuándo lo supo por primera vez?- El hombre de la televisión hablaba como si estuviera acostumbrado a temas parecidos, pero Sergio, el padre del niño metamorfosis, seguía tratando de reordenar sus recuerdos de esa noche.

-Fue…- se detuvo a beber algo de café y luego miró por el balcón hacia la piscina donde su hijo jugaba inocentemente con uno de sus primos. En forma humana claro- Fue la misma noche de la competencia… Yo..
-¿Sí?- el entrevistador estaba calmado, no quería apresurar nada, pero el caso era tan extraño, que incluso rompía los esquemas de lo que debería considerarse extraño, y claro, lo extraño era su vida.
-Yo.. lo había visto cuando lo llevaba a la piscina, como la profesora le saca el jugo y el nunca se cansaba… incluso ella me dijo que el Borja tenía potencial pero nunca me contó nada de esto.
-Ya veo- escribió algunas notas, como si la Olympus Vn 3100 en la mesa no fuera suficiente. “La grabadora es para la conversación con usted, las notas para la conversación con mi mente” aclararía más tarde el invitado.
-Pero, ¿sabes qué? –
-¿sí?-
-El Borja siempre me contaba cosas de sueños que nadaba y que en los sueños se transformaba en animal y se iba a las profundidades.. eran de esos sueños “lúcidos” ¿los conoces?-
-He escuchado del tema- No quiso interrumpir a Sergio con sus propias historias al respecto, sobre su transformación en dragón gigantesco o sus aventuras voladoras. En alguna otra ocasión lo habría disfrutado pero ahora era distinto. Él nunca pudo transformarse fuera de los sueños, aunque trató.
-Sí, lo que pasa es que yo solía tener de esos sueños y un tiempo me metí arto en el tema.. por un libro de .. de Jodorwsky en el que habla sobre mirarse las manos y despertar en el sueño..-
-¿el de Psicomagia?- interrumpió el televisivo.
-Sí, ese mismo- Sergio se dio cuenta de que su invitado ya sabía a donde quería llegar- La cosa es que yo solía volar en los sueños, y para hacerlo me transformaba en golondrina, o sea usaba un disfraz. Mi sobrino, el que ahora está jugando con el Borja, también volaba en los sueños pero no usaba disfraz. He hablado con muchas personas que me dicen lo mismo, volar y todo, pero el Borja es la única persona que me ha contado de aventuras submarinas y a veces…
Se detuvo un tiempo, como queriendo despertar una vaga memoria o quizá darle algún sentido.
-¿Más café?-
-Sí por favor- contesto Juan Andrés- buena forma de romper el suspenso de la conversación.

Reían. Ambos lo necesitaban, en serio, no podría decir quién no lo necesitaba. Tal vez Borja que seguía disfrutando en la piscina era el único sin tensiones al respecto o a caso ¿se estresa un pájaro por tener alas? Claro que aún no se imaginaba todo lo que se le iba a venir en los días y meses siguientes.

-Hubo una vez, cuando estábamos con el Borja.. era chico él tenía como cuatro años, estábamos con su mamá y mi suegra en una playa, ella se llevó al Borja y este loquillo se perdió, ella llegó preocupada donde estábamos tomando sol y nosotros lo buscamos como loco, pero lo encontramos cerca de las rocas. Era en una playa del norte de donde soy, cerca de Chañaral, y cuando lo encontramos se reía y nos dijo que estaba conversando con los lobos, los lobos marinos pero las loberas estaban lejos en los requeríos y había que ser capo para nadar hasta allá, y obvio valiente si estaba lleno de lobos. Nosotros pensamos que el Borja estaba jugando y como los niños siempre hablan cosas así yo creí que le estaba haciendo una broma a la abuela. Lo retamos y todo y nunca volvió a alejarse y de hecho nunca le ha gustado meterse al mar, pero le gusta el agua, se nota porque siempre disfruta la piscina.

-¿y tú crees que esa vez… se transformó?-
-En verdad… no sé qué pensar, pero viendo las cosas así en retrospectiva el recuerdo me llegó ¿cachai? Y después de haber visto lo que ví.. y mi propio hijo más encima, ya no sé como diferenciar lo posible de lo imposible- Se quedó mirando a Juan Andrés, fijamente, sus ojos seguros de lo que expresaba.
-Yo te capto, o sea, yo pienso, y esto asumiendo, que esa vez el niño se transformó y logró llegar donde los lobos y luego se devolvió y les habló al respecto pero como ustedes estaban enojados porque se había perdido yo cacho que su habilidad quedó relacionada con el reto ¿me captaí? Entonces la bloqueó de alguna forma, y por lo mismo no se mete al mar, debe relacionarlo inconscientemente con esa vez, pero en la piscina el otro día, compitiendo con todos mirando ahí, está demostrado que en los deportes muchas veces entramos en la respuesta atacar/huir o sea, en modo supervivencia y para él era ganar o ganar y entonces su cuerpo respondió a eso.
La teoría era interesante, podía profundizarse más pero hacía sentido. Los dos se quedaron mirando por la ventana a ver si volvían a presenciar el hecho.
-¿Lo ha vuelto a hacer?-
Silencio.
-No, no, no.. de hecho no hemos tocado el tema, y después de que gano la otra noche yo lo tomé y me lo llevé antes de que alguien nos agarrara con preguntas – Sergio miró a Juan Andres y suspiró- La verdad es que yo quería que pasara piola, tenía la esperanza de que pasara piola, pero había gente grabando la competencia, obvio si eran los hijos y en esta época, cualquier video que suba a YouTube recorre el mundo.
-Y no es chiste-
-Su primo es el único que ha tocado el tema, fue él el que descubrió el video en internet en un foro-
-¿y qué ha dicho?-
-No ha hablado mucho, pero desde la competencia que le dice Borja “la Foca” Tapia. En broma obvio, al Borja no le molesta.
-¿y tú tení pensado que vai a hacer?-
-Obvio, cambiarnos de nombre, y escaparnos al extranjero- se rieron. No había nada que hacer.

Los días pasaron tranquilos y no tenían noticias de Juan Andrés, al parecer se había acercado por motivación personal y sin ningún otro propósito detrás. El Borja disfrutaba de sus vacaciones, pegado en el computador, en la tele y casi ni iba a la piscina del departamento.
Las cosas iban bien y el padre pensó que no volvería a presenciar el suceso, creyó que todo había sido alguna especie de sueño, algo irreal y confuso que ya parecía perdido en su memoria, sepultado por las dudas y la incertidumbre que un evento como este levantaría en cualquiera.
Así que estaba bañando a su hijo, concentrado en las risas de éste mientras lo molestaba con el agua y entonces le dijo: “Papá, mira lo que puedo hacer” y ahí, justo frente a sus ojos el humano desapareció y como de la nada ahí estaba. La foca.

Más tarde averiguarían con seguridad que se trataba de un lobo marino, lo haría el primo quien esperaba exhibir al Borja en alguna feria de fenómenos de renombre internacional, llevarlo a Ripley’s o incluso, sus fantasías llegaban a un espectáculo en conjunto: Sea World junto a Cirque du Solei. Sería magnífico. Pero dejó de insistir cuando el Borja amenazó con atacarlo mientras dormía.

Los meses siguientes en la vida del “Millalobo” como lo apodaban en los círculos de internet por la deidad marina mapuche, fueron una vorágine creciente de viajes, entrevistas, demostraciones y estudios.
Alrededor de cuatro equipos internacionales de investigación se acercaron a Sergio para conseguir su aprobación. La verdad es que él mismo quería saber más sobre el fenómeno, y mientras a su hijo le pareciera bien entonces él aceptaba.
La escuela ya no era lo mismo para Borja, no sólo porque debido a su itinerario sólo podía asistir a las pruebas, sino porque ahora todo era diferente. Sus amigos seguían siendo sus amigos, claro, pero los profesores, los apoderados. No todos, pero algunos no eran tolerantes al respecto, temían por la seguridad de sus hijos, como si trataran con un animal que ha escapado del zoológico en lugar de un ser humano que por alguna extraña razón ha tenido la oportunidad de escapar a toda expectativa sobre lo que la evolución debería ser.

-¿En serio que en la ducha?- volvió a preguntar Javiera, la mejor amiga del chico. Le parecía algo ridículo.
-¡Siii!- dijo mirando al cielo- pero simplemente pasó.
-¿y después en la competencia?- Era raro, sí, pero para la Javi, el Borja era cosa de otro mundo desde antes de su transfiguración.
-También, no esperaba hacerlo- respondió, y puso su cara de honestidad- si hubiera sabido cómo hacerlo lo habría hecho mucho antes.
-¿Puedes hacerlo ahora?- Obviamente, ella quería ver. ¿Quién no querría?
-De que puedo puedo, porque ya aprendí cómo, pero necesito estar con agua o sino no me sale-
-¿y es cómo magia? ¿cómo se siente?-
-No sé si es como magia, no sé como es la magia, pero es como sí.. se siente como si por un momento cerrara los ojos y.. ¿Cómo cuando te vas a dormir y de pronto te despiertas de golpe? Así mismo, pero cuando despierto tengo otro cuerpo.
-¿Te duele?-
-No, pero cada vez que lo intento me da miedo no volver a ser como soy-

Los viajes comenzaron, y pronto su vida era la de una celebridad, y la verdad es que podría haberlo sido, su habilidad para nadar sobrepasaba a cualquier nadador humano, claro, no lo habrían permitido en las olimpiadas pero él sabía que su futuro involucraría el nado de una forma u otra.
Era una celebridad en el ámbito científico, porque rompía toda regla, toda noción de certeza biológica y hasta física se venía abajo frente a él.
Fue en una visita a Rusia para someterse a unas pruebas especiales en el “Saint Petersburg Federal Research Institute of Physical Culture” con una nueva ciencia llamada electrofotónica basada en la medición y el registro fotográfico de lo que se conoce como Zero Point Field o Campo Punto Cero, el campo bioenergético que existe alrededor del ser humano, y posible gracias a la tecnología desarrollada por el Dr. Konstantin Korotkov, la cámara EPC/GDV (Electrophotonic Camera/ Gas Discharge Visualization o Camara Electrofotónica/Visualización por Descarga de Gases) utilizada como un medio no invasivo y casi instantáneo de diagnóstico.
La idea del doctor era fotografía al Borja humano y al Borja Otárido, luego ver si podían captar la transformación y comparar el resultado de los campos para analizar cómo cambia su campo bioenergético respecto a su fisiología, para luego compararlo con mediciones en varias clases de otáridos. Lo que en la mente de los brillantes científicos era una odisea fascinante hacia las profundidades desconocidas del potencial humano y de la naturaleza en general, para Borja fue una sesión de fotos aburrida, él preferiría aparecer en revistas o mejor narrando algún juego de computador y subirlo a YouTube, donde todo había comenzado.
Pero no todo fue sesión de fotos. Durante los días de descanso su padre y él disfrutaban de la arquitectura de la ciudad y los gorros de nieve.
Fue el último día, sí, el último, cuando otra persona apareció en el instituto de investigación, un caso al parecer tan raro como el del niño, algo más investigado debido a la literatura religiosa y otros supuestos casos en el mundo, pero raro al fin y al cabo, un yogui de la India que se hacía llamar Baba y que sólo hablaba Dogri un idioma hablado en la zona de Cachemira, aunque tan enigmático como la razón por la que se encontraba en el lugar, entendía a la perfección el inglés, el ruso y como averiguaría Sergio, hasta el español.
Pero no era el dominio de las lenguas lo que traía al delgado y pacífico joven, que aparentaba unos 18 años pero que carecía de registros civiles oficiales. No, era su inusual capacidad para sobrevivir sin el consumo de alimentos.
Varios casos ha habido, muchos en la India y alrededores, y muchos otros alrededor del mundo, pero ninguno cómo este. Su ayuno permanente era sólo una excusa para traerlo, el enigmático personaje era un acertijo en la mente del doctor Korotkov desde hace años.
Fue de hecho una extraña experiencia que tuvo cerca de los Himalayas, aficionado al montañismo se disponía a escalar una de las cimas en las cercanías de Nepal, él y su equipo estaban perdidos por una tormenta de nieve y estaban sin esperanzas. Eran tres, intrépidos y ahora casi sin esperanzas, con dos miembros inconscientes y un joven Korotkov aferrado a la vida y al sentimiento de que tenía un propósito el cual tenía que cumplir, el cual no había terminado y quizá ni empezado.
En medio de la tormenta entonces tuvo la visión: Lo que parecía ser una luz azul en medio de un inminente campo blanco lo cubrió a él y a su equipo por un instante que pudo haber durado horas, cuando la luz desapareció, la tormenta se había ido y una voz en su cabeza lo guió a él y a su grupo hacia una caverna en lo profundo de las montañas. Sentado en posición de Loto, tal cual mito viviente, el Baba los observaba llegar a lo que era su hogar.
Los sobrevivientes no recuerdan mucho al respecto, recuerdan haber vuelto a Narayani, sin saber cómo. Sus amigos no recordaban, él no recordaba, y no fue sino hasta encontrarse con un mendigo en las calles antes de partir que recordó la llegada a la caverna, la luz azul y todo el misticismo.
La misma imagen del mendigo llegó a su mente en un sueño antes de inspirarse a desarrollar la publicación que pasaría a ser el primer paso hacia la electrofotónica y el desarrollo de la cámara GDV. Y ahora, el mismo joven, mendigo, yogui, cuyo nombre no es más nombre sino un título de respeto en la India estaba en una cámara cerrada y aislada de la luz del sol y aislada electromagnéticamente, con cámaras monitoreando su campo bioenergético mientras el Yogui permanecía 40 días y noches en posición de loto, inmóvil, sin probar bocado, sin consumir agua y sin mostrar ninguna noción de agotamiento en sus campos vitales.
Fue durante los días que se conducía este experimento que Borja había llegado, junto a su padre a buscar respuestas y quizá a plantear preguntas sobre lo que realmente somos. Fueron doce días, siete de sesiones fotográficas y el resto de ejercicio en la piscina, incluso trajeron un otárido para ver cómo se comportaba en un estanque cercano a Borja, tanto en forma humana como lobo marino.
Los resultados de las pruebas eran sorprendentes, al parecer no sólo el lobo marino se comportaba tal como lo haría con uno de su especie frente al Borja modo Millalobo, sino que incluso junto al joven, que valientemente aceptó acercarse sin su transformación para demostrar una interacción directa e inteligente con el mamífero marino. Mientras las pruebas mostraban que el campo bioenergético del niño cambiaba drásticamente en las transformación, la interacción con el animal sugería que había algo más, algo más profundo que permanece invariante, y que las cámaras aún no podían captar.

Mientras Borja se divertía con su amigo, su padre admiraba el espectáculo sonriendo, maravillado y con algo de miedo ¿a dónde iba a parar eso? ¿Debía seguir con esto? ¿Qué pasa con la vida de su hijo? Se merecía una vida normal y sentía que era su deber como padre otorgársela, pero dada las circunstancias él estaba empezando a pensar que su hijo jugaba un juego bastante más grande de lo que se imaginaba.

-Por supuesto que es así-

Un acento curioso lo sacó de su trance, era un joven, de tez clara pero más oscura que los otros científicos de la instalación, con el cabello negro y largo, extrañamente carecía de vestimenta salvo por una especie de pantalón anaranjado que apenas le cubría las rodillas. Sin embargo, no fue su aspecto lo que le llamó la atención a Sergio, ni fue tampoco el hecho de que el extranjero hablara un español tal parecido al suyo, fueron sus ojos: cafés, con grandes pupilas como encendidas de brillo y quedaban la impresión de transparencia. Si había algún velo entre la realidad última y el ser humano, este hombre lo había traspasado pensó.

-¿Cómo?-
-El chico juega un juego mayor ahora, todos lo hacemos en algún momento, pero su momento ha llegado de manera imprevisible, no puede significar más que el comienzo de un tremendo cambio en la humanidad como todo.
“Este tipo ha leído mis pensamientos”. Sergio permanecía en silencio ¿de qué hablaba este sujeto? ¿por qué no buscaba una polera? ¡Por Dios hay menos 15 grados fuera de este edificio!
-No sólo tus pensamientos pero tu corazón también-

No dijo más, se quedó mirando al chico y el padre lo acompañó con el gesto, no fue hasta que la última prueba iba a terminar cuando se atrevió a voltear y preguntar a que se refería, pero el extranjero se había ido. 

Después de eso, todo fue Borja, y cuando las pruebas hubieran acabado y el Dr. Korotkov los acompañara al aeropuerto al día siguiente cuando la pregunta surgió.
-¿Dr. Quién era el tipo que se paseaba sin polera por el Instituto?-
Al intérprete le llamó la atención la pregunta y la preguntó un par de veces más antes de preguntársela al Dr.
-¿Quién? – Se quedó pensando hasta que un chispazo le llegó- ¿Te refieres a Baba?
-¿cómo? No lo sé, era un tipo de pelo largo y sin polera, flaco y que hablaba español como latino, ¿habían más chilenos ahí?-
-No, no, no.. él era… él es un caso especial-
-¿Cómo así?-
-Para ponerlo simple.. ¿cuándo lo vio?-
-Ayer mientras Borja jugaba con la foca, perdón, lobo marino-
-Ya veo- el Dr. Sonrió- Su nombre es Baba, es un yogui de los Himalayas y actualmente está siendo monitoreado durante 40 días en una habitación aislada de la que no puede salir. Está siendo observado por equipos rotativos durante las 24 horas, y con cámaras fotografiando su campo energético cada una hora.
-¿Para qué?-
-Para ver cómo es capaz de sobrevivir sin comer…-
-¡¿Sin comer?!-
-¿le sorprende eso?-
-¡pero si obvio! ¿cómo no me va a sorprender?-
El Dr. Miró al niño y luego a Sergio, y este entendió. Su hijo era el Millalobo, todo era posible.
-Pero lo raro, señor Sergio- habló Korotkov- es que los 40 días no han terminado, hoy es el día número 34 y Baba no ha dejado la habitación monitoreada… de hecho no se ha movido ni un centímetro de su posición meditativa.

Hay misterios que nunca comprenderé. Esa fue su conclusión, mientras iba a buscar a su hijo a la escuela, y mientras la vida recuperaba esa normalidad a la que a Sergio ahora le parecía tan extraña. Pero ahí estaba Borja, sonriéndole, diciéndole “Te amo papá”, pidiéndole juguetes de sus películas favoritas y que lo acompañe al baño cuando le da miedo ir sólo.
“Hay misterios que nunca comprenderé”. Con su rostro, tan parecido al de esas estatuas de monjes que adornan los monasterios orientales, sonriendo desde el corazón, Borja también lo había comprendido.


[1]Que todo suceda como la felicidad de un Sueño; así sea”.

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